domingo, 12 de junio de 2011

Homilía en el día de san Antonio de Padua.

HOMILIA EN EL DÍA DE SAN ANTONIO DE PADUA 
EN EL AÑO DE GRACIA 2011 DE NUESTRA ERA.

Queridos hermanos.

En este año, sería propio, como en todos, hablaros de san Antonio. Pero vamos a cambiar la preposición. Vamos a hablarle a san Antonio de vosotros. Es un simple cambio de preposición que no altera el fondo. 

Comenzaré por el grupito de la Legión de María. Sí, son poquitos. Como poco es el silencio en nuestra sociedad. Representan y encarnan el silencio de María y José en los Evangelios. Ese silencio que grita la presencia de nuestro Dios sin molestar a nadie. Ese silencio necesario para escuchar a Jesús. El silencio de María. Gracias, miembros de la Legión de María, vuestra presencia oculta en la comunidad nos es necesaria.

Y del silencio pasamos al canto. Esa forma de rezar dos veces según pensamiento de san Agustín. He de agradeceros, presentándoos a san Antonio, vuestra presencia, vuestro quehacer, vuestro compromiso mantenido en todas las celebraciones de nuestra comunidad. Preguntando y sugeriendo. Cerrando cada liturgia con ese "cant valenciá" a nuestra Madre. Habéis cantado al Hijo y a la Madre. Y nos habéis hecho cantar. Alabanza a Dios.

El paso del canto conduce a la acción. La acción en nuestra parroquia, querido san Antonio, se llama “Acción Católica General”. Representada por tres grupos: las senior, los adultos jóvenes y los jóvenes adultos. También están de itinerario. La Acción Católica cuida esmeradamente de la formación de sus miembros. Y semana a semana, guiados por Juanma, los jóvenes, y por mí el grupo de mujeres, han fortalecido y enraizado su fe en Cristo. ¡Avant!

La acción necesita catequesis: dos realidades en nuestra parroquia, la de primera comunión y la de poscomunión. Es una semilla que no podemos echar al borde del camino. Los catequistas, también semana a semana, han ido sembrando en estos niños a quienes acompañamos y esperamos en el caminar de la parroquia porque, querido san Antonio, sin ellos no tendríamos futuro.

No anda bien el matrimonio, como bien sabes, Antonio de Padua. Hijos, sobrinos y nietos nuestros, casados por la Iglesia se separan. El grupo de matrimonios de la parroquia está preocupado. Los cursos de preparación al matrimonio y la atención a las parejas separadas les ha hecho reflexionar y hacer un alto en el camino. El próximo viernes, en la asamblea parroquial, nos van a presentar un plan de trabajo. Te pedimos, Antonio, que bendigas estos empeños.

Pero todo esto que te hemos presentado, Antonio de Padua, quedaría incompleto sin la acción caritativa de la parroquia. Treinta cinco familias inmigrantes y algunas autóctonas acuden a nuestra cáritas parroquial. Lo primero que hacemos es darles, en la medidada de nuestras posibilidades, el pan de cada día, el pan de san Antonio. Pero tú sabes que tanto como ese pan necesitan el pan de la Eucaristía. Y ahí vamos a hacer hincapié en el curso que comenzaremos.

La Cofradía de la Virgen de los Desamparados es la referencia maternal más sensible en nuestra comunidad. Lo que es y significa una madre constituye el empeño de la cofradía. A sus miembros, a los falleros y a los simpatizantes, tú, que sabes mucho de caridad, transmíteles tu espíritu para que se signifiquen por la caridad que todo lo puede.

Una nueva realidad ha amanecido en nuestra diócesis: el Itinerario de Renovación. Diez grupos con sus animadores han estado trabajando durante este año en nuestra parroquia. La lectura creyente de la Palabra de Dios ha centrado sus reuniones. Una bendición que el Señor nos ha regalado por medio de la iniciativa de nuestro Arzobispo. Les quedan otros tres años de camino. Antonio, camina con ellos.

Querido san Antonio. Tú tienes muchos devotos que acuden a nuestra parroquia por ti y tus milagros. Quisiéramos pedirte un nuevo milagro: al venir a verte a ti que vean a Jesucristo, nuestro Señor. Sabemos que tú así lo quieres. Tú eres santo por El. Y quieres que nosotros lo seamos también por El. Este es el empeño de la comunidad parroquial de San Antonio de Padua. La fe la recibimos en la comunidad de la Iglesia y hemos de vivirla en la comunidad. Nadie va al cielo solo. Vamos en compañía.

Gracias, Antonio bendito, por tutelarnos delante de Dios. En esta fiesta tuya de 2011 nos compremetemos a no defraudarte. Seguiremos el camino de Dios que es tu camino.

Tus feligreses de la Parroquia que tú tutelas.


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